viernes, 13 de noviembre de 2015

Algunos museos

El arte, en todas sus expresiones, es una medicina para el alma. Una de mis aficiones cuando viajo a una ciudad es visitar sus museos de arte. 

He descubierto que los museos de arte contemporáneo provocan en mí sensaciones muy extrañas. Para empezar, su olor es peculiar, tienen un ambiente diferente. Suelen ser grandes espacios, que dan lugar a la ubicación de obras de todo tipo.

Sin entrar en discutir qué es arte y que no lo es, para mí entrar en el Guggenheim de Bilbao es casi una experiencia religiosa. Una visita al MACBA no suele dejar a nadie indiferente, pasear lentamente por el Peggy Guggenheim en una tarde lluviosa en Venecia se convierte en un recuerdo imborrable y visitar la Tate Modern huyendo de la niebla de Londres llena de luces tu cabeza.

Además de estos museos, he tenido la suerte de visitar otros quizás menos conocidos, pero igualmente recomendables.

El Moderna Museet de Estocolmo, en medio de la nieve:


El  Museo Ludvig, en Colonia:


El  Museo Maecht, en Saint Paul de Vence:





Hay muchos más. El Museo Botero de Bogotá, el Moma de NY, el Centro Pompidou en París, es Baluard en Mallorca... ninguno me ha dejado indiferente, todos han pasado a formar parte de mi catálogo sensorial.